miércoles, 18 de marzo de 2015

El cambio en Navarra



POR MILAGROS RUBIO, TXEMA MAULEÓN, JOSEBA ECEOLAZA Y JESÚS URRA, MIEMBROS DE BATZARRE. - 




En el próximo escenario político previsiblemente nos vamos a encontrar con un centro-derecha sin mayoría suficiente para gobernar y con una alternativa parlamentaria de izquierdas que teóricamente podría sacar adelante el cambio. 
    Probablemente volverá a ser necesaria la concurrencia del PSN. Y aunque es difícil dar una respuesta indiscutible después de dos intentos fallidos del socialismo navarro (2007, 2014) en favor del cambio, nos inclinamos a pensar que no habrá una alianza entre el centro-derecha y el PSN, ya que no les interesa ni al PSN por el desprestigio cosechado con sus decisiones anteriores ni al PSOE a escasos meses de las elecciones generales. ¿Hay volatilidad en el voto de las izquierdas? Si en algo coinciden todos los expertos en sociología electoral, es en la incertidumbre existente sobre el reparto de votos y de escaños entre las fuerzas de izquierdas.
    Dicho esto, las grandes preguntas no versan sobre la necesidad del cambio o sobre la posibilidad de alcanzar una mayoría parlamentaria favorable al mismo, sino sobre ¿qué tipo de cambio se persigue?  ¿cómo se puede vertebrar? y en lo que nos atañe a nosotros ¿qué papel queremos que desempeñe Izquierda-Ezkerra (n) en el mismo?

Tipo de cambio


Conviene fijar las cuestiones, los objetivos que consideramos centrales en estos momentos.
    En primer lugar, es imprescindible terminar con las políticas anti-sociales, el despilfarro habido, la corrupción... En Navarra se han destruido 8.000 empleos en 4 años y 36.000 desde 2007, se ha pasado del 4,27% de paro al 14,9%; se han dilapidado 1.000 millones de euros perdidos en proyectos ruinosos como Reyno Arena, Circuito de los Arcos, peaje en la sombra en la autopista del camino; se han conocido dietas escandalosas en la CAN o prácticas de amiguismo como el denunciado contra la consejera de Hacienda por la segunda persona en el escalafón de su consejería…
    Segundo, un cambio de preferencia social. Esta debe ser la prioridad central. Atender a los sectores sociales más desprotegidos; crear empleo; desarrollar y ejecutar la ley de dependencia; desarrollar de modo progresivo la reforma fiscal, la lucha contra el fraude, la salida a la luz de la economía sumergida; cambiar la política pública sobre la vivienda fomentando el alquiler social; impulsar la economía social, así como la banca pública; y en general dinamizar la economía desde las instituciones públicas. Y dado que no ocultamos nuestra voluntad de recurrir a las políticas  e iniciativas públicas es fundamental lograr una buena gestión de lo público: estableciendo mecanismos de evaluación y control, consiguiendo resultados eficientes, no cediendo ante los intereses corporativistas… Nuestro objetivo a medio plazo es una reducción visible de las desigualdades sociales. Nuestro propósito es ir al límite de las posibilidades, de la fuerza social que consigamos arrastrar, de la solvencia de los proyectos propuestos, de los recursos económicos en la defensa de las mayorías sociales y los sectores más desfavorecidos.
    Tercero, un proyecto de carácter integrador. Se trata de dar un giro a la política escasamente integradora o abiertamente dirigida al enfrentamiento entre las diferentes sensibilidades nacionales de la ciudadanía navarra por parte de UPN. Se trata de conjuntar los proyectos no-nacionalistas y el nacionalismo-vasco y, de trabajar por una sociedad más cohesionada, más respetuosa con “el otro”. Y para ello desde las instituciones comunes la orientación no puede ser ni abertzalizar Navarra ni españolizarla. Han de regir criterios de justicia, neutralidad, equilibrio, realismo social de acuerdo a las características de cada zona o de cada localidad, sin revanchismo, pactando las diferencias en la narrativa o en la historia por expertos competentes e independientes pertenecientes a las diferentes corrientes políticas, con espíritu de entendimiento. Y de otro lado, debe haber libertad para que se desarrollen iniciativas de parte, sean de índole individual o grupal, sobre las legítimas preferencias o particularidades de cada sensibilidad en los diversos temas.
    Cuarto, diseñar unas bases para la convivencia en esta nueva época que se abre tras la desaparición de la actuación armada de ETA. Se necesita dar un salto en la convivencia y superar los años determinados por la violencia de ETA y, en menor medida, por la violación de los derechos humanos a manos del Estado, de funcionarios públicos o fuerzas policiales. El cambio ha de incluir también esta materia y ha de suponer, igualmente, una transformación importante en los sectores sociales -especialmente entre la izquierda abertzale- que impulsan el cambio en torno a la valoración de la violencia (la muerte del otro para obtener beneficios políticos) durante la democracia. Y para ello se necesitan unas bases claras y sólidas que descansen sobre los derechos humanos, la deslegitimación de ETA y su desaparición inequívoca, una autocrítica de la izquierda abertzale y de cuantos hemos apoyado de algún modo o mirando para otro lado ante tamañas barbaridades, la atención a todas las víctimas, el rechazo firme de la vulneración de los derechos humanos por el Estado o por algunos de sus servidores, sin equiparar a ETA y a las instituciones democráticas, una nueva política penitenciaria del Estado, la derogación o revisión de las leyes excepcionales…
    Quinto, combinar la preferencia social con la modernidad, el desarrollo tecnológico, la educación de calidad, la ecología, la reformulación del estado de bienestar mejorándolo y adaptándolo a las nuevas realidades, el uso social de los avances técnicos, la exploración de nuevos avances en la solidaridad, la adaptación en un mundo cada vez más interdependiente, la calidad de vida (incluida la relación entre el tiempo de trabajo y el tiempo personal)… Por supuesto, hay que reducir las desigualdades, atender a la creciente población pobre de nuestra sociedad, mas sin renunciar a los avances en las causas mencionadas.
    Sexto, reformas democráticas. Es necesario un cambio de rumbo fundamental de la democracia española en temas como la participación, la posibilidad de decidir directamente por parte de la ciudadanía mediante referéndum, la información, las formas de control ciudadano sobre las personas elegidas o sobre los asuntos públicos más importantes, unos sistemas electorales más proporcionales y equitativos para las minorías, la regulación de los derechos democráticos de los inmigrantes para elegir y ser elegidos, la democratización de los aparatos coercitivos y el control de los mismos desde las instituciones democráticas, abrir el debate sobre la mayoría de edad a los 16 años, las mejoras de la ILP.
    Consideramos que en la segunda mitad del siglo pasado se produce un avance social y democrático muy importante para la ciudadanía en diversos terrenos vinculados al estado de bienestar y se consigue una buena combinación entre libertades, derechos democráticos, autonomía individual, organización de la solidaridad a gran escala, bienes sociales; todo este conjunto fue impulsado por las izquierdas así como por sectores de la democracia cristiana europea y se fraguó una amplia hegemonía en la sociedad.
    Ahora se trata de defender, mejorar, corregir las insuficiencias de la democracia en representación, en transparencia, en honestidad pública frente a la corrupción, en garantías jurídicas dentro de la Constitución para hacer efectivos unos derechos sociales mínimos. Y, asimismo, desde las fuerzas de izquierdas hemos de ser autocríticos y promover mejoras sustanciales en lo relativo a una mejor conexión con las bases sociales en información, transparencia, apertura de espacios con capacidad de decisión ante cuestiones muy importantes, especialmente si son controvertidas. El cambio va a estar sazonado de problemas difíciles. Será necesario un vínculo muy estrecho y eficaz entre las fuerzas políticas y la gente de izquierdas.
    Séptimo, el cambio ha de corregir la orientación conservadora, sectaria e impropia de una sociedad abierta que la derecha navarra le ha impuesto a la ciudadanía en cuestiones como la aplicación de la ley del aborto en la sanidad pública, la separación entre la iglesia y las instituciones públicas, el apoyo a la escuela pública y laica (en lugar de promocionar la educación privada, clasista, de orientación religiosa desde las instituciones públicas y comunes), los temas culturales de la vida pública donde debe respetarse la pluralidad, etc.
    Octavo, el nuevo proyecto ha de suponer también un cambio ético, un nuevo enfoque en la forma de gobernar. Y no es fácil de llevar a la práctica por las presiones que se reciben. Esto afecta a la lucha decidida contra la corrupción. Afecta al estilo de gobierno que ha de ejecutarse sin revanchismo, sin darle la vuelta a la tortilla, sin sectarismo. De igual forma, se ha de gobernar en consonancia con la sociedad; esto es, no se cambia a golpe de decreto-ley; lo central es sintonizar y escuchar en unos casos o convencer en otros a buena parte de la sociedad. Afecta también a los cambios que sufren los nuevos gobernantes. Nos referimos a hechos y transformaciones muy importantes como son la relación de los nuevos gobernantes con los poderes influyentes y la presión ejercida por estos; su inclusión en la nueva élite y su consecuente separación de la sociedad o la creciente “autoridad” del jefe de gobierno en la sociedad (y en el propio partido); la influencia ejercida por los expertos; la presión desarrollada a veces por un electoralismo populista. Por todo ello, cobra tanta importancia tomar conciencia de estos problemas, prevenir y adoptar medidas ante estos riesgos, asumir unos principios de comportamiento contrarios a estas servidumbres, mantener una relación fluida y sencilla con la sociedad y con las propias bases de apoyo; y precisamente, para estos menesteres constituye un serio obstáculo que haya un cuerpo social muy dividido y enfrentado no sólo por las contradicciones sociales, sino también por un mal planteamiento al abordar las diferentes identidades nacionales existentes en la población trabajadora de Navarra.

La vertebración del cambio

El cambio se pretende llevar a cabo en una sociedad de amplia mayoría no-nacionalista vasca (71% de votos no-nacionalistas vascos en las dos últimas elecciones); sin paz inter-identitaria, con notable enconamiento entre las corrientes sociales más representativas; con medios de comunicación potentes dispuestos a atizar el fuego identitario. En estas condiciones es importante prefigurar varias cuestiones y adelantarse a los problemas.
    El liderazgo del cambio. Ya hemos expresado en otros artículos las enormes dificultades de Bildu (previsible primus inter pares del nacionalismo-vasco en Navarra) para ser el vertebrador del cambio y liderarlo. También parece muy problemático el PSN tanto por los resultados que pueda obtener como, sobre todo, por su cuestionamiento a raíz de la trayectoria que ha seguido desde 2007. El asunto no es menor. Por eso, nos parecía que era imprescindible crear un polo social importante con las fuerzas de las izquierdas no-nacionalistas vascas que pudiera desempeñar ese papel. Por ello le hicimos la propuesta unitaria a Podemos. Y en esa misma línea alguna gente de Batzarre consideramos que, si se alcanzara la unidad, sería conveniente consensuar una persona de referencia y de amplio reconocimiento en Navarra para encabezar dicho proyecto de izquierdas; lo vemos así para obtener un apoyo electoral decisivo y, sobre todo, para liderar el cambio, para allanar el camino para una nueva Navarra. Pero  no hay respuesta de Podemos hasta ahora.
    Por otro lado, es evidente la necesidad de un liderazgo compartido. Que es tanto más necesario si se tiene en cuenta el hecho de que ninguna de las dos grandes corrientes (no-nacionalistas vascos y nacionalistas) que serían el sostén del cambio reconoce en estos momentos el liderazgo de la otra parte. Por eso, nos parece imprescindible reconocer el problema, tenerlo en cuenta y actuar en consecuencia. Se requerirá un tacto exquisito para lograr una confianza mutua que hoy no existe, para no crear una sucesión de conflictos por cualquier nimiedad. Y no es un problema sólo de los representantes, también lo es de las personas representadas. Por este motivo es preciso integrar a una amplia mayoría transversal de la ciudadanía, para que se sienta cómoda, para que se sienta con el cambio como en su casa. Y también se requerirán líderes de ambos bandos que tengan legitimidad y reconocimiento entre sus gentes y que estén dispuestos a ir contracorriente ante su propio público en favor del bien común que encarna el hipotético bloque transversal del cambio.
    Conseguir la hegemonía en la sociedad para el cambio. Para que éste no sea flor de  un día, para sacar adelante los objetivos históricos que debe traer el cambio se necesita que la síntesis entre las dos corrientes dominantes en las izquierdas navarras (la mirada vasco-navarra y la mirada navarro-española) cale a fondo en la opinión pública. Y para esto se precisan ideas, el apoyo activo de la intelectualidad progresista, del mundo del trabajo, de la amplia red de organizaciones sindicales, sociales, culturales, etcétera; sin su implicación real (que no quiere decir acrítica ni servil) será muy difícil lograr el clima imprescindible en la sociedad navarra que, a nuestro juicio, exige el cambio.  Se necesita acordar los ejes del cambio (por nuestra parte hemos hecho una propuesta que responde a nuestra visión, seguramente parcial, de los problemas) y que dicho pacto enlace con el deseo y con el sentimiento de un bloque social claramente mayoritario. Las fuerzas políticas, las diversas mediaciones, las fuerzas sindicales y sociales y la sociedad interesada en el cambio deben ir  al alimón para sacar esta empresa adelante.
    Para vertebrar el cambio ha de haber claridad y realismo en los objetivos. Nos referimos a los límites de todo tipo tantas veces enunciados: los recursos limitados existentes, la hegemonía neo-conservadora a pesar de sus pésimos resultados ante la crisis, la presión de los poderes económicos y financieros o la de los grupos políticos, culturales, mediáticos desplazados del gobierno y que han estado en él durante muchas décadas, la debilidad de las propias propuestas en algunas materias, la división sindical existente por el fuerte enfrentamiento entre sectores con diferente sentimiento de pertenencia. Asimismo, hemos de apoyarnos en las potencialidades de todo tipo que puede traer el cambio, si se adopta un buen acuerdo. Por ejemplo, por primera vez en décadas de democracia se atisba un cierto horizonte más o menos común (cargado de diferencias, de enormes desconfianzas y de dificultades propias y ajenas) en el teórico bloque del cambio.
    Y todo esto requerirá conexión, vasos comunicantes, transparencia y discreción, información y deliberación, toma de decisiones mediante procesos complicados que deberemos inventar, voluntad y lucidez muy firmes para superar las contradicciones que inevitablemente encontraremos en el camino. Se precisa construir y adquirir algo que no poseemos por ahora: un anhelo común de cambio para alumbrar una nueva Navarra.

Izquierda-Ezkerra (n) ante el cambio

Estas ideas, proyectos, modos de enfocar el cambio -más allá de las singularidades propias de cada fuerza o de los matices- son patrimonio de Izquierda-Ezkerra (n). Previendo que uno de los nudos más difíciles de desatar sería el de la vertebración del cambio hicimos un doble movimiento. De una parte la propuesta unitaria a Podemos, una propuesta seria y sincera que estamos dispuestos a debatir con la máxima flexibilidad, pues consideramos que es mucho lo que se juegan las izquierdas navarras. Todavía no hemos obtenido respuesta. Lo decimos sin acritud: no se nos oculta que en su naciente andadura seguramente deberán hacer frente a circunstancias objetivas y problemas difíciles de superar. Y al mismo tiempo venimos mostrando una voluntad unitaria, así como una disposición sincera a la colaboración con el resto de izquierdas para el cambio. Y lo venimos practicando sin exclusiones, porque creemos que todas las fuerzas serán necesarias para lograr la mayoría parlamentaria y porque el desafío que entraña el cambio en Navarra hace conveniente y necesaria dicha colaboración.
    Izquierda-Ezkerra (n) cuenta con una trayectoria de cuatro años. Ha solventado con nota el desafío de la crisis económica, oponiéndose de manera firme a los recortes y a los desastres sociales, movilizándose, buscando la máxima unidad entre las izquierdas y las fuerzas sindicales. Está suponiendo una buena experiencia unitaria entre dos fuerzas con trayectorias y recorridos diferentes: vasquistas y navarro-españoles u otras sensibilidades. Desarrolla una acción institucional que intenta ser solvente, nos toca hacer un papel de puente: por ejemplo en la ley del Euskara, en la de las otras víctimas, en leyes sociales, etc. Contamos con vínculos estrechos entre los sectores sociales de izquierdas e impulsamos la acción social y los movimientos sociales otorgándoles un papel central junto a la acción en las instituciones. Izquierda-Ezkerra (n) tiene una voluntad transformadora inequívoca frente a las injusticias manifiestas que existen en nuestra sociedad. Queremos que se nos conozca por lo que hacemos, por lo que somos…
No escondemos nuestras insuficiencias,  deficiencias y errores. Por ejemplo, las insuficiencias derivadas de la carencia de un gran movimiento social de izquierdas a escala europea para afrontar en las mejores condiciones la defensa del estado del bienestar, el avance de los derechos sociales. Superar este déficit europeo es muy necesario. Además nos afectan indirectamente casos de corrupción en otras comunidades autónomas; se intenta enfrentarlos con el rechazo pleno y sin ninguna contemplación para con sus autores o responsables políticos que no han actuado con diligencia. Nuestro deseo es contrastar estas y otras ideas con el máximo de personas, organizaciones o colectivos interesados en el cambio. Ojala no asistamos a una situación penosa: que la derecha sea incapaz de reunir votos suficientes para seguir en el gobierno y que las izquierdas sean incapaces de encontrar una salida y tenga que producirse una segunda vuelta electoral tras las elecciones de Mayo. Ojala entre todos acertemos a encontrar una salida positiva.