La Reforma Electoral del PP que pretende llevar a cabo, es la última frontera de la derecha española: tras el golpe económico a raíz del prolongado "austericidio" y el golpe a los derechos civiles de la Ley Mordaza, el Golpe de Estado a la democracia municipal.
• Quieren hacer desaparecer el control democrático del Pleno Municipal sobre la acción del Alcalde, reconvertido en cacique; hacer desaparecer las voces alternativas en las trascendentales decisiones de la política municipal; consolidar la red clientelar y corrupta tejida por el PP en sus instituciones, sin testigos.
• La reforma electoral que el PP propone para los Ayuntamientos quiere acabar con la democracia en nuestros pueblos y ciudades: quiere acallar la voz de todo aquel vecino, vecina, concejal, concejala o partido que no sea el mayoritario.
• Tras el ataque a nuestro bienestar, robándonos servicios sociales, empeorando nuestras condiciones de trabajo, eliminando nuestros derechos civiles, quitándonos posibilidades de protesta y criminalizando el levantar la voz, haciéndonos cada vez más difícil la vida, ahora van a por nuestra democracia: es un Golpe de Estado.
• Esta reforma no supone regenerar nuestra democracia, sino más bien “degenerarla”: acaba con la pluralidad y enroca al poder municipal sobre sí mismo, convirtiendo los Ayuntamientos en organismos opacos y poco democráticos.
• Tras esta decisión se esconde un objetivo oculto: no perder el poder de los Ayuntamientos ahora que los vientos no soplan a su favor; mantener, a toda costa y modificando las reglas en el último minuto, su cuota de poder, así como la red clientelar que el PP ha establecido en algunas administraciones como la trama Gürtel que han tejido en las comunidades de Valencia, Madrid, Palma de Mallorca y un largo etcétera de localidades.
• Porque haciendo la lectura de los resultados de las elecciones europeas y de los sondeos electorales el PP sabe que en 2015 perderá muchas alcaldías, mucho poder político y medios económicos y humanos. Para evitarlo cambia el sistema electoral posibilitando que los grupos políticos del bipartidismo pongan alcaldes teniendo en contra a la mayoría del electorado. Así, lo que pierde en las urnas lo quiere ganar con trampas electorales antidemocráticas, modificando las leyes sin consenso y a falta de unos pocos meses para la cita electoral, garantizando que gobiernen sus alcaldes en contra del voto mayoritario de la izquierda alternativa social.
• Que nadie vea, que nadie pregunte, que nadie conozca, que nadie controle, que nadie critique lo que se hace en cada Ayuntamiento, y se conviertan estos en cortijos al servicio del cacique local.
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